El hecho de que en un primer momento el Pop Art surgiera en dos grandes núcleos urbanos como son Londres y Nueva York determina en gran parte que el Pop Art sea una manifestación artística que tienda a reflejar aspectos propios de la atmósfera de la ciudad.

Los grandes temas abordados por los artistas pop se apoyan en un lenguaje figurativo, en el que el objeto cotidiano y el consumismo se hallan siempre presentes.

Muchas veces se ha visto en el Pop Art la contrapartida del expresionismo abstracto, ya que mientras que éste último aludía a sensaciones y emociones propias del sujeto creador y se basaba en un lenguaje excesivamente intelectual y, por consiguiente elitista, el pop art recurría al empleo de una temática llana y sin complicaciones.

Por otra parte, el artista expresionista abstracto dejaba su huella bien patente, ya fuera a través del gestualismo o bien por medio de la individualidad de las soluciones; de ese modo, su arte era claramente antropocentrista. En cambio, en el seno del pop se percibe una marcada frialdad que lleva a la mayor parte de los artistas a eliminar cualquier vestigio o presencia de lo humano, pudiendo por tanto, calificarse de antiantropocentrista.

El Pop Art posee toda una serie de aspectos que remiten a la cultura popular. La iconografía pop se nutre de elementos del mundo cotidiano, de imágenes procedentes de los cómics, de las revistas o de los periódicos, así como de la fotografía, del cine y de la televisión...